Por Redacción
Murcia es una de las regiones donde brilla el sol con más intensidad. Una media de entre 120 y 150 días al año y unas 3.348 horas donde el rey solar desplaza todo su esplendor. Hay regiones en España con más horas de luz solar, pero no nos quedamos cortos si afirmamos que somos unos privilegiados por tanta luminosidad diaria.
Es por ello que nuestras playas y zonas de interior se han llenado de urbanizaciones donde los vecinos europeos, sobre todo ingleses y alemanes, vienen huyendo de las neblinas y los días lluviosos que impiden los beneficiosos rayos de sol que nosotros disfrutamos.
Recordemos que el sol es imprescindible para la vida humana, que es necesario para la síntesis de la vitamina D, que favorece la circulación sanguínea y mejora algunas enfermedades de la piel y produce neurotransmisores que facilitan la actividad de nuestras neuronas.
Esta influencia lumínica hace que los mediterráneos seamos personas más alegres, más sociales y más transmisoras de energía.
Por todo eso hay aspectos de nuestra cultura que no se entienden, como pasa ahora que tenemos un grave problema de suministro energético.
Si aprovecháramos los rayos del sol concentrándolos en un receptor que alcanza temperaturas de hasta 1.000ºC, se produciría un fluido que genera vapor que mueve una turbina y produce electricidad.
A través de paneles solares fotovoltaicos, transformamos las células solares fotovoltaicas en electricidad, por el efecto fotoeléctrico, y así obtendríamos suministro para no tener que depender de la energía eléctrica o la nuclear, tan temida esta última por su alta radioactividad.
El sol no es solo para tumbarnos en la orilla de playa y tomarlo, aunque es otra de sus aplicaciones, pero si se utilizara de forma práctica solucionaríamos el grave problema que nos amenaza: el suministro energético.
Muchos quisieran poner placas solares en sus casas para aprovechar esta circunstancia, pero el encarecimiento de esta instalación hace que se echen atrás cuando deben desembolsar miles de euros para poder disfrutar de una energía que el sol nos regala diariamente.
Si tantas son las ayudas que se dan para que las personas puedan mirar hacia adelante sin preocuparse del consumo energético necesario para realizar su actividad, si tantas son las fábricas e industrias que se ven afectadas por el elevado coste de producción que repercute directamente en el IPC, como estamos viendo últimamente, quizá ALGUIEN debería pararse y pensar que una parte de la solución a este problema lo tenemos muy a mano.
Quizá deberían olvidarse de los beneficios y los beneplácitos personales que las grandes energéticas de este país llevan a cabo día sí y día también, y volcar un poco más la preocupación en las personas de a pie.
Si en este pequeño rincón del mundo llamado Murcia se establecieran ayudas económicas dirigidas a fomentar la implantación de placas solares en los domicilios particulares, para así generar la energía necesaria para tener una capacidad de autogestión suficiente, e incluso con exceso del uso particular, seguro que resurgiríamos de este tipo de pobreza y saldríamos adelante como ejemplo de una vida más sostenible y de menor dependencia de las grandes corporaciones y de los grandes amigos de éstas.
Es una idea que cada mañana, cuando salgo de casa, me viene a la mente, contemplando a este inmaculado sol que nos alumbra regalarnos los rayos necesarios para comenzar el día con una energía que se podría transformar en sustento regenerador de nuestro consumo y dejar de depender de tanta cuenta de beneficios de empresas que jamás pensarán en el ciudadano de a pie, sino en su balance final.
Ahí lo dejo, quizá a alguien se le encienda la bombilla “solar” y priorice las necesidades de personas o de empresas, haciendo ver que la autogestión energética es posible y no algo al alcance de unos pocos.