Con la llegada de la primavera no solamente podemos sentir más aromas en el aire, tener más horas de luz para aprovecharlas al máximo; sino que también, algunas personas, se quejan de cansancio, tanto físico como intelectual. Un mal denominado “Astenia Primaveral .
Se trata de una sensación pasajera y que suele darse al inicio de esta estación, sobre todo si el calor llega, como ahora es el caso, demasiado pronto y hay oscilación de presión atmosférica y de humedad ambiental.
Cuando cambia el clima se es proclive, en aquellas personas que han tenido algún episodio de depresión, a que vuelvan ciertos síntomas a interferir de nuevo y a producir, sobre todo, el temor de que estemos volviendo a recaer en la enfermedad.
Pero hay que dejar pasar unos días, hasta que nuestro organismo se vaya habituando a los cambios climáticos, para saber si es algo pasajero o realmente necesitamos una visita al médico de familia para que nos asista en dicho proceso.
La astenia primaveral no se considera una enfermedad, según el catálogo que maneja la Organización Mundial de la Salud, sino que está relacionado con desórdenes en el mecanismo fisiológico normal de adaptación del cuerpo a las condiciones variables propias del cambio de estación.
Es muy común, por tanto, encontrar que entre un 10 y un 20% de las personas que acuden al médico en las primeras semanas de la primavera, lo hacen por cuadros asténicos. Es decir, que mucha gente se encuentra de pronto con tristeza, sin ganas de hacer nada, con dolor generalizado, fatiga, hipotensión, mareos, cefaleas, cambios de humor, problemas digestivos, trastorno en el sueño, etc. Síntomas que suelen darse más en mujeres que en hombres y en una franja de edad que va de los 20 a los 50 años.
La astenia primaveral no tiene síntomas palpables, ni claramente definidos, sino que engloba desde una sensación de inexplicable tristeza hasta alto tan inespecífico como “pocas ganas de hacer nada”. Además, suele aparecer en momentos de baja actividad, cuando estamos más “relajados”.
Lo que si hay que tener en cuenta, es que cuando el estado de ánimo de una persona está bajo, esto provoca una disminución de las defensas inmunológicas y lo hace susceptible a sufrir todo tipo de enfermedades de etiología infecciosa, por lo que hay que tener mucho cuidado con estos síntomas.
No hay que confundir depresión con astenia, puesto que la primera nos hace tener un sentimiento de dejadez y tristeza en todos los ámbitos de la vida y a todas horas del día; mientras que la astenia se da ante una situación puntual y en momentos concretos del día.
Si esta sensación perdura en el tiempo y es capaz de prolongarse hasta seis meses, sí que debemos solicitar ayuda de un especialista, puesto que se ha transformado en un Síndrome de Astenia Crónica (SAC), y hace que los síntomas que se suelen percibir al inicio de la estación primaveral, deterioren nuestras actividades cotidianas y nos incapaciten para el desarrollo normal de nuestra vida.
Para tratar este problema puntual podemos dirigirnos, en primer lugar, a nuestro farmacéutico de confianza, el cual determinará si es algo transitorio o necesitamos del diagnóstico de un médico.
Lo primero que debemos hacer es mantener unos hábitos de vida saludables, disminuir los hábitos tóxicos (beber, fumar…) y una dieta sana y equilibrada.
Para ello es importante mantener unos horarios fijos de sueño, con un mínimo de 7 horas diarias, cenar de forma ligera y unas dos horas antes de acostarnos. Debemos practicar ejercicio físico diario para facilitar el descanso nocturno, y si aumentamos las actividades al aire libre, ello nos aportará vitalidad, puesto que los rayos del sol son una fuente de salud.
También es bueno aprender a respirar haciéndolo con inhalaciones profundas que nos ayuden a llenar completamente de aire los pulmones, reteniendo la inspiración unos segundos y soltarlo lentamente, y así varias veces. Eso nos ayudará a relajarnos.
No es bueno que nos acostumbremos, cuando estamos sintiendo la astenia primaveral, echar mano de somníferos o estimulantes por nuestra propia cuenta y riesgo. Recuerda que siempre es imprescindible para hacerlo, la supervisión de un médico.
A la hora de comer, tener en cuenta la ingesta de frutas y verduras en nuestra dieta, es muy importante, puesto que nuestro organismo necesita estimular sus defensas, y por ello la naturaleza, en esta época, nos ofrece un amplio abanico de las mismas. No hay que olvidar comer cinco veces al día, evitando los alimentos precocinados, la bollería industrial o los azúcares refinados.
Es importante reducir las carnes hasta un máximo de dos veces a la semana, y no tomar nunca carnes grasas. Mejor ampliar nuestra dieta con pescado azul y evitar las frituras.
El agua también es importante. Debemos tomar, al menos, dos litros al día. Ello nos ayudará con la baja presión arterial que también es síntoma de la astenia primaveral.
Deberemos controlar el consumo de café o de otras bebidas excitantes, y alternarlo con bebidas isotónicas, zumos o infusiones como la menta-poleo, manzanilla, té verde o combinaciones florales.
El alcohol hay que dejarlo, así como el consumo de tabaco.
No está de más echar mano de algún complejo vitamínico natural para evitar los estados pasajeros de agotamiento y decaimiento, pero es bueno hablarlo con nuestro farmacéutico, quien nos aconsejará.
En estos casos se puede utilizar polen y jalea real, lo que nos ayudará a combatir el decaimiento y fortalecerá nuestras defensas, incluso comenzando a tomarlo antes de la llegada de la primavera para prevenir padecer la astenia de la que hablamos.