SACAR ALMAS DEL PULGATORIO

Llega el mes de noviembre y con él las tradiciones típicas de estas fechas en Murcia.

El refranero español dice que:

Noviembre, mes de patatas, castañas y nueces

Es un período que nos suena a visitas de cementerios, a flores, a recuerdos de personas entrañables que han formado parte de nuestra vida, pero también es rememorar aquellos sabores que, de niños, degustábamos junto a nuestros padres y abuelos cuando salíamos, vestidos de domingo, a recorrer las calles de los pueblos o a visitar los camposantos.

En Murcia es costumbre comprar el paquete de castañas a las castañeras, quienes se afanan por poner el hornillo a sus pies y cubrirse los hombros con las típicas mantitas para resguardarse del frío.

Pero también en casa se suelen hacer postres de la época otoñal. Así, los huesos de santo o los buñuelos de viento son platos típicos de nuestra gastronomía murciana con los que compartir un buen café de puchero después de una comida, o para merendar.

Se dice que al comer huesos de santo, estás tratando de decir que quieres a los muertos y que no les tienes miedo.

Hacer tostones (palomitas) con la sartén agujereada para regocijo de los más pequeños que esperan ansiosos el crepitar de los granos de maíz con su mágico golpeteo cuando son puestos al fuego, es una tradición que no debemos perder, aunque el uso del microondas se afane en lo contrario.

En la comarca del Bajo Segura, cerca ya de Valencia, era costumbre, hace un tiempo, preparar gachas de difuntos o de santos, que están hechas con harina anisada endulzada de arrope y calabazate.

Pero hoy nos interesa aprender a hacer buñuelos de viento, porque según cuenta la tradición: cuando te comes un buñuelo, sacas un alma del Pulgatorio. La palabra ánima significa viento en griego, así que todo está unido para hacer esta rica receta en estas fechas.

BUÑUELOS DE VIENTO

Ingredientes

500 gr. Harina

25 cl Agua tibia

50 gr. Levadura prensada

Sal

Aceite de oliva

Azúcar

Elaboración

    En un bol con profundidad suficiente y con el agua tibia, añadir la sal y un puñado de levadura, y una vez que está todo mezclado, se añade la harina y se amasa. Cuando terminamos, sólo queda taparlo y dejarlo reposar entre 15 ó 20 minutos para que suba. El truco está en que la masa quede más blanda que dura.

    En una sartén, previamente calentada y con abundante aceite, se irán echando con la mano engrasada con un poquito de aceite para que no se nos peguen, haciendo un agujero en medio.

     Los buñuelos deben quedar fritos y dorados por todos los lados.

     Se retiran de la sartén y se escurren en papel absorbente, para retirar el exceso de aceite. Se rebozan con azúcar y se sirven calientes.

Si queremos hacerlos rellenos, debemos de cambiar el agua por leche y no hacerles agujero en el centro, para que así sea más fácil de rellenar.

Podemos llenarlos con chocolate o crema pastelera.