El 4 de octubre tiene lugar la celebración de San Froilán en las diócesis de León y Lugo, de donde es patrono este santo.
A los pies de su figura siempre aparece un lobo, como representación de la leyenda que cuentan, podría deberse a un encuentro que tuvo con uno de ellos en una de sus múltiples peregrinajes.
Dicen que estando San Froilán una mañana rezando y absorto en sus oraciones, se le apareció un lobo hambriento que vio en el asno del santo un apetitoso almuerzo. Abalanzándose sobre él, comenzó a devorarlo momento en el que lo encontró el Santo, que con su mirada dejó al lobo acurrucado y temeroso, mientras le hablaba de amor y paz.
Así fue como San Froilán consiguió quitarle al lobo el miedo al hombre y al fuego, tomándolo a su servicio para llevarle por el mundo las alforjas. Desde entonces, el lobo caminó siempre a su lado, arrimado a su pierna derecha.
Es patrono de las diócesis de León y Lugo y titular de la parroquia leonesa y lucense que lleva su nombre.
Aunque han pasados ya las fiestas, cierto es que me apetece compartir con vosotros una receta que podéis realizar junto a vuestros hijos en estas tardes de otoño. Se trata de las famosas rosquillas de San Froilán que los lugareños realizan para festejar a su patrono.
INGREDIENTES
- 100 gramos de harina
- 50 gramos de mantequilla
- 180 mililitros de leche entera
- 1 pizca de sal
- 2 huevos
- 15 gramos de azúcar
- 10-15 mililitros de ron o de anís
- 85 gramos de azúcar glas
- 20 ml de agua
- Aceite de girasol para freír
PREPARACION:
- Calienta la leche
Vierte la leche en un cazo, agrega la mantequilla, el azúcar, una pizca de sal y un chorrito de anís o de ron. Pon a calentar y, cuando la mantequilla se haya fundido, remueve para que todos los ingredientes se mezclen bien.
- Incorpora la harina
Cuando la leche empiece a hervir, reduce el fuego a baja potencia, agrega la harina de golpe y remueve con una cuchara de madera hasta que quede una masa consistente y homogénea que no se pegue a las paredes de la olla. Retira del fuego y deja que repose entre 10 y 15 minutos.
- Agrega los huevos
Incorpora los huevos, de uno en uno, y remueve hasta que quede una masa ligeramente fluida. Colócala en una manga pastelera con una boquilla de estrella cerrada.
- Forma las rosquillas
Corta unos cuadraditos con papel de horno y, con la ayuda de la manga pastelera, forma unos círculos con la masa.
- Fríelas en aceite
Vierte el aceite en un cazo y, cuando esté bien caliente, incorpora las rosquillas con el papel hacia arriba. Cuando estén doradas por un lado, dales la vuelta y fríelas por el otro. Resérvalas en un plato con papel absorbente de cocina y déjalas enfriar.
- Prepara el glaseado
Coloca el azúcar glas en un cuenco pequeño, agrega un poquito de agua, de ron o de anís y remueve hasta que adquiera una textura entre líquida y espesa. Unta la parte superior de las rosquillas con el glaseado y colócalas sobre una rejilla hasta que el glaseado se endurezca.
¡Qué aproveche!