A veces vamos a municipios de la región que ya conocemos, porque tenemos que hacer algún trámite, o para ir de compras; pero pocas veces nos paramos y recreamos la vista contemplando las auténticas maravillas que hay a nuestro paso.
Eso ocurre con Cartagena, por ejemplo. Hemos ido varias veces por algún motivo específico pero jamás se nos ha ocurrido ponernos los lentes de turista e investigar lugares y disfrutar de ellos y su entorno.
Toma nota para que la próxima vez que vayas a este enclave portuario tan importante del Mediterráneo, no te vuelvas con los sentidos vacíos.
Puedes hacer una visita a la Muralla de Carlos III de la que se conservan 3.400 metros de los casi 5.000 que llegó a tener; o puedes ir a la Plaza de la Merced donde encontrarás restos arqueológicos del Documano Máximo, es decir, una de las dos calles principales que tenían todas las ciudades romanas.
No debes dejar de visitar el monumento más famoso de Cartagena, el Teatro Romano, y de paso, entrar en su museo. Después puedes ir al Castillo de la Concepción y subirte a su ascensor panorámico, una fabulosa idea para contemplar desde lo alto, toda la visual de Cartagena. Las vistas son espectaculares.
Si queremos aprender sobre la vida romana y sus costumbres, lo mejor es acercarse a la Casa de la Fortuna y más tarde visitar el Centro de interpretación de la Muralla Púnica.
Si te apetece una visita a algunos museos, puedes acercarte al Museo de Histórico Militar, al Foro Romano Molinete, al Museo-Refugio de la Guerra Civil o al Museo de Carmen Conde. Te aseguro que ninguno de estos te decepcionarán, como tampoco lo harán el resto que nos dejamos en el tintero.
Te recomiendo un tour muy chulo que se llama Tour de los Misterios y Leyendas de Cartagena, o un paseo en barco por su mar, desde donde contemplarás el Fuerte de Navidad, como muestra de la arquitectura defensiva de Cartagena.
Para terminar, puedes visitar la Iglesia de Santa María de Gracia y después sentarte en algún restaurante a degustar un buen caldero, una ensalada cantonal, o unas migas, o quizás un asado…o pescado en general.
Lo que te acabo de proponer es una ínfima parte de lo que te ofrece Cartagena cuando estamos dispuestos a abrir los sentidos para dejarnos embriagar por ella.