Por Julia Romero
Una antigua leyenda griega cuenta que el dios Zeus paseaba un día por una playa de la isla de Kynaros y se quedó prendado de una bella mujer que tumbada, tomaba el sol sobre la arena. Se enamoró perdidamente de ella y se la llevó al Olimpo.
Llegada a la “casa de Zeus”, éste la convirtió en diosa y trató de hacerla feliz, pero la chica extrañaba mucho a su familia y su libertad por aquella isla y expuso a Zeus que debía volver a su tierra o moriría de tristeza.
Zeus se enfadó muchísimo cuando, resoluta, Cynara acabó marchándose de su lado e hizo brotar en ella una maldición: Hizo que de su cuerpo brotaran unas hojas duras que recubrirían su cuerpo, apretándolo tan fuerte que encerraran su corazón con ellas para que no pudiera volver a amar.
O sea, que la convirtió en alcachofa.
De ahí, según la leyenda, viene el nombre científico de esta verdura que es “Cynara scolymus”.
Aparte de los dioses griegos y sus fábulas, hay otras anécdotas posteriores que cuentan que las chicas jóvenes en la Edad Media, en edad casadera, tenían prohibido comerlas, porque afirmaban que eran afrodisiacas, y ya sabemos que no hay nada más valioso que una mujer virgen para un buen matrimonio. (¿)
En la Francia del sigo XVI, reinando Enrique II, su esposa, Catalina de Médicis, era una verdadera devoradora de alcachofas porque aseguraba que aumentaba la líbido, aunque ya sabemos que lo que aumenta realmente son las flatulencias.
Marilyn Monroe comenzó su periplo profesional al ser coronada en 1948 como primera reina de la alcachofa, premio otorgado en el Festival de Castroville, California.
¿Sabías que Pablo Neruda, uno de los poetas más grandes del Siglo XX escribió una oda a la alcachofa? Alabó su corazón tierno, su sabor, y la llamó guerrera y vegetal armado por sus escamas (hojas)
De todas formas ya sabemos que las alcachofas son un bocado de dioses, si no, que se lo pregunten a Zeus!!!
Su origen se sitúa en el antiguo Egipto, se caracteriza por su poder antioxidante y antiinflamatorio, por ser rica en fibra, vitamina A. B, C y E minerales, hidratos de carbono y baja en calorías. Su temporada de consumo se extiende desde noviembre hasta marzo, por lo que este es el momento en el que tienen más sabor y nutrientes, son más sostenibles y económicas.
Su valor nutricional por cada 100 gramos es:
Calorías:4 kcal
Proteínas:2 g
Fibra: 2 g
Fósforo: 130 mg
Potasio: 430 mg
Sodio: 47 mg
Calcio: 45 mg
Su aporte vitamínico es: Vitamina A, Vitamina B (B1, B3, B5 y B6), Vitamina C, Vitamina E.
En cuanto a sus propiedades podemos afirmar que ayuda al buen funcionamiento del hígado y a la eliminación de toxinas. Su alto contenido en fibra nos ayuda en la regulación de su tránsito intestinal y ralentiza la absorción de nutrientes, evitando que tengamos una subida brusca de glucosa. Nos ayudan a aumentar la sensación de saciedad y con ello podemos controlar el peso. Además, se trata de un alimento diurético que contribuye a eliminar la retención de líquidos y toxinas, por lo que puede prevenir enfermedades como la artritis, problemas de circulación o gota.
Es un alimento vegetal con muy pocas calorías y prácticamente libre de grasa que tiene una gran cantidad de agua y es efectivo en el tratamiento de la hiperlipidemia (demasiadas grasas en la sangre) y en la eliminación del colesterol. De hecho, es muy utilizada como complemento alimenticio para el mantenimiento de los niveles de lípidos sanguíneos y para el control del peso.
Estimula la secreción biliar y favorece la digestión de las grasas debido a su aporte de cinarina, un componente que le proporciona parte de su sabor amargo. De esta forma, es una verdura ideal para limpiar, desintoxicar y depurar el hígado graso y tratar el hígado inflamado. Asimismo, ayuda a drenar la vesícula para prevenir la formación de cálculos.
Lo ideal para prepararla y mantener con control de peso y todas sus propiedades, es cocinarla al vapor, al microondas, hervidas o en tortilla. Otras formas de cocinarlas sería en tempura, fritas, cocidas en guisos o asadas tras un breve hervido, a la brasa, en freidora de aire, rellenas…
Así que ¡No dejemos de comer alcachofas!